Cara y señal Número 4 – Revista de AMARC-ALC – 20 de febrero de 2007.
¿Cuáles son las tareas políticas que los medios comunitarios pueden asumir en el actual contexto? ¿Cómo puede la comunicación aportar a la construcción de nuevas relaciones sociales? ¿De qué manera las radios pueden contribuir a mejorar la vida de las comunidades? Estas preguntas y muchas más atraviesan la construcción cotidiana de los medios comunitarios.
En el mismo momento en el que las radios de El Salvador protegieron la vida de centenares de familias durante el huracán Stan, en el que las revueltas populares que se suceden en Bolivia encuentran en las radios una vía de multiplicación, en que la recién finalizada Cumbre de los Pueblos llegó a las radios de toda la región gracias al trabajo conjunto de las redes. En el mismo momento en que cientos de proyectos de toda la región avanzan en su construcción, iniciamos esta conversación.
Una conversación con cincuenta años de historia. Nos proponemos retomarla ahora para que tenga nuevas consecuencias. Un intercambio sobre los objetivos político culturales de las radios comunitarias. Misión, proyecto, visión, objetivos. Producto de discusiones e identidades de cada radio o del automatismo con el que llenamos un formulario para presentar un proyecto.
¿Cómo dar un debate sobre los objetivos políticos culturales de las radios comunitarias? Un debate que nos haga imaginar rutas posibles. Rutas como caminos que se bifurcan en el mismo jardín.
Una puerta para entrar a la conversación: reflexionar sobre cómo nuestra práctica comunicacional puede entrelazarse con prácticas sociales transformadoras. Nos referimos aquí a los movimientos sociales. Pero nos referimos también a los modos de hacer de hombres y mujeres en su vida cotidiana. Para que nuestra radio contribuya a que alguien diga “basta”, para que otro se sume a una iniciativa ciudadana, para que otra decida construir su propio proyecto, para que otro se niegue a reproducir las miserias del sistema.
En el conjunto de aportes realizados por comunicadores y comunicadoras de la región es posible encontrar tres ejes principales para una reflexión en este sentido: la articulación y la movilización como objetivos centrales y la problemática local- global como tema a ser trabajado dentro del movimiento.
ARTICULACIÓN
«Desde lo político cultural nuestros proyectos deben ser nexos articuladores de una comunidad que accione para reclamar, expresar su voluntad, sus intereses, sus gustos, su cotidianeidad, las cosas que les preocupan, que observan en su entorno inmediato», aportan desde radio De la Azotea. «Visibilizar las luchas, los logros, los fracasos, las celebraciones de la población organizada», señala María Elena Cubillo.
En este sentido, la articulación aparece como uno de los objetivos político culturales primordiales. La articulación puede entenderse como la construcción de alianzas con otros actores del campo social. También se puede concebir a la radio como un espacio de expresión, intercambio y confluencia de grupos y movimientos. La radio como posibilidad de reconstrucción de los vínculos sociales destruidos por las dictaduras políticas o por el neoliberalismo.
La articulación aparece como la creación de vínculos que potencian las capacidades de intervención de los actores. De esta manera, la articulación pone el acento en las redes -comunicacionales, políticas, culturales- como estrategia política central.
“El desafío es inventar planes y acciones políticas que den resultado. Es desarrollar políticas independientes, solidarias y posibles. Pero no en el ámbito de la resistencia ni de la reacción sino en el ámbito de la acción”, enfatiza Sofía Hammoe. Con el mismo acento en la elaboración de acciones concretas, Lourdes Ramirez señala como tarea el “realizar paneles debates con diferentes actores sociales y la comunidad, de manera tal de discutir temas de relevancia y elaborar propuestas alternativas”.
MOVILIZACIÓN
“La gente duda de la eficacia de la resistencia” decía en una entrevista reciente Michel Albert, especialista en economía participativa. Se refería a que existe una brecha problemática. Mucha gente se preocupa por la situación mundial de desigualdad y opresión. Pero es mucha menos la gente que decide actuar para modificarla. En parte porque el sistema nos ha hecho creer que nada de lo que nosotros podamos hacer resultará efectivo para transformarlo.
La movilización de la comunidad aparece como otro gran eje dentro de los objetivos político culturales de las radios comunitarias. “Contribuir a sensibilizar a la comunidad sobre los problemas sociales, a través de la realización de campañas de difusión” propone Lourdes Ramirez. Valeria Belozercovsky agrega la necesidad de “buscar y aportar elementos de análisis para favorecer el pensamiento crítico en la construcción colectiva de la interpretación de la realidad.”
Desatar desde la radio procesos movilizadores o movilizantes. Generar conciencia, fomentar el pensamiento crítico, aportar a la construcción de nuevas subjetividades. Motivar el debate y la acción ciudadana, dinamizar procesos de participación que contribuyan a la construcción de nuevas relaciones sociales.
“La radio tiene que visibilizar el conflicto social como motor dinamizador de los procesos sociales, por eso sigue siendo un recurso estratégico para la creatividad político cultural”, señala Claudia Villamayor.
Héctor Vides precisa como un objetivo “aportar al desarrollo de la conciencia crítica individual desde una perspectiva dialéctica.” “Nuestra comunicación debe ser a favor del ser humano y de la formación de una conciencia favorable a las aspiraciones y necesidades de los pueblos” sintetiza Mirta Ramos.
De esta manera, la radio puede pensarse como generadora de un discurso radiofónico con consecuencias. Consecuencias como la generación de transformaciones en la vida cotidiana de las personas y en la manera en la que se relacionan con lo público.
LOCAL – GLOBAL
A la hora de discutir el proyecto político de las radios aparece una problemática ineludible. ¿Cómo se piensa la relación entre lo local y lo global desde las radios en general y desde cada una de ellas?
Es claro que la acción de cada radio es local. Entonces: ¿cómo se abordan las problemáticas locales sin caer en el localismo? ¿cómo se las pone en relación con lo global? Pero también ¿cómo las acciones locales de las radios se articulan con procesos globales de transformación? Estas preguntas atraviesan la discusión sobre el proyecto político comunicacional de las radios comunitarias. Y las rutas de salida pueden ser múltiples. Puede pensarse que la articulación entre lo local y lo global está dada por las redes de radios -en el plano de la articulación informativa por ejemplo. Al mismo tiempo, se puede pensar que es la articulación con los movimientos sociales la que puede resolver esa tensión.
Pero ¿qué pasa desde la perspectiva de las audiencias en relación con esta problemática? ¿Cómo conectar lo cercano con lo lejano? ¿Lo individual con lo social? ¿Lo local con lo global? ¿La vivencia personal con el sistema? Estas preguntas podrían organizar parte de la reflexión sobre prácticas radiofónicas que puedan responder a las necesidades del contexto.
En síntesis, puede decirse que por un lado se abre la discusión sobre qué tipo de redes creemos necesarias para que las radios puedan potenciar sus capacidades de intervención. Y, por otro lado, se abre la discusión sobre qué relato radiofónico construimos. “Me gusta pensar que un objetivo de la radio es ser ventana al mundo que existe más allá de cada persona” señala Iván Darío Chaín Pinzón con una imagen que puede ser el inicio de una serie de nuevas preguntas.
En el primer número de Cara y señal se decía “Las radios comunitarias se proponen construir democracia. Una sociedad económicamente equitativa, socialmente solidaria, políticamente plural, culturalmente diversa. Y se proponen hacerlo a partir de identidades propias, las identidades políticas, sociales y culturales de sus comunidades –sean estas territoriales, culturales, sexuales.”
¿Cómo dar un paso más en estas definiciones? “Abrirse a pensar la acción político social, no sólo como demandas hacia los estados, sino también como prácticas de transformación cultural desde las comunidades. Las radios cumplen allí un papel, como cronistas, pulsadoras y articuladoras de las nuevas conversaciones sociales que surgen de esos cambios. Con creatividad se pueden poner en común las formas que van adoptando los relatos cotidianos, aquí y acuyá, eso puede transformarse en formatos tan dinámicos, como los propios cambios que tienen lugar día a día en nuestras sociedades. Valorizar las prácticas sociales, desplegarlas, elastizarlas, relevarlas comunicacionalmente. Dedicarse desde las radios a desplegar el ejercicio de hacer red: articular un lugar con otro, construir la escena comunicacional para cada acción social, en cualquiera de sus niveles, desde el barrio hasta la región.” Propone Perla Wilson y otra puerta se abre. •