Gastón Montells- Colectivo La Tribu – Abril de 2009.
Pensar el modo en que se ha ido denominando al destinatario de las propuestas sonoras indica considerar los movimientos de las condiciones de recepción.
Sobre como ha sido posible el traspaso de la noción de espectador, propia de la primera activación pública de la oralidad en el teatro tradicional callejero, a la de usuario, como operador de las prácticas de diálogo inmanentes a las plataformas digitales.
Y el paso histórico por la terminología de oyente. Concepto por demás desgraciado ya que su origen está en la obediencia. Raíz de la palabra audiencia.
APARTADO SOBRE DISPOSITIVOS SONOROS
Radio abierta o propaladora
La primera radio territorial, física, ha sido aquel dispositivo sonoro que funciona por volumen no por frecuencia. Las llamadas radios propaladoras o abiertas, donde el armado de una configuración tecnica en el espacio público permitía, y lo hace todavía hoy, plantear desde el sonido la cobertura de un acontecimiento, la compañía y el respaldo a una acción pública.
Estas radios que emiten por volumen como si fuesen conciertos pero en clave radiofónica, funcionan como espacios de teatralidad donde las estrategias de producción, si bien radiofónicas, deben pensarse como eventos de visualización además de los acuerdos singulares de la conversación sonora.
Las condiciones de emisión sin antena y en el espacio público (las radios que se arman en los foros sociales, en las movilizaciones populares, en encuentros colectivos
culturales, etc.) son emisiones fuertemente dependientes de la condición visual. Radios que se ven, por lo tanto el destinatario, en tránsito, sorprendido, casual, funciona como un espectador ocasional que se encuentra con ese dispositivo y que observa al mismo tiempo que escucha.
Radio tradicional
La transmisión por frecuencia de aire implica la sintonización y decodificación del sonido.
El mensaje escuchado por los parlantes del aparato receptor configura aplicaciones sonoras en la operación de la comunicación radiofónica.
Esta característica del dispositivo técnico constituye dos instancias desiguales de conversación. Emisión y recepción. Y una certeza: la radio sucede donde se escucha además de donde se emite.
El interlocutor del mensaje es así un oyente que activa desde la audición su capacidad de interpretación del evento transmitido.
Bajo este sistema de mediación se producen contenidos para una recepción que escucha. Por lo tanto el lenguaje radiofónico es un diagrama de operaciones de imagen que se activan en recepción.
El sonido es proveedor de universos de símbolos visuales. La radio como espacio de comunicación es altamente accesible ya que no exige competencias específicas de alfabetización. No hay que saber leer y escribir para escuchar. Aquí la importancia fundacional de este medio de comunicación popular.

Foto | Megan West
Radio on-line y extensiones hacia las plataformas digitales
La navegación Web tiene sus propios códigos de circulación, demandas y aplicaciones particulares.
A diferencia de los soportes tradicionales de la comunicación (teatro, cine, prensa escrita, radio, televisién) las cartografías de la digitalización implican itinerarios irregulares en la decodificación del mensaje.
Basado en el hipertexto (el relato construido más por una suma de links visitados y no necesariamente por la linealidad del guión de una historia), desarrolla prácticas de atención irregulares, discontinuas, incompletas pero muchas veces activas, socializadoras y comprometidas.
Las radios on-line o las extensiones hacia el podcasting, determinan destinatarios con características de usuarios.
Operadores del sentido de esos mensajes más que convencionales receptores pasivos de una continuidad.
Estrategias de producción y fijación de contenidos
Los usos que hacen las personas con las distintas interfaces mediáticas exigen considerar traspasos y movimientos en la caracterización de las audiencias y de las estrategias de fijacián del sentido de un proyecto comunicacional.
Si la radio que propala mensajes a los vientos del volumen necesita pensarse bajo coordenadas de visualización, con códigos de participación presencial ante un sujeto espectador en transito que cuenta con pocos minutos de detenimiento y atención, las radios tradicionales desarrollan alertas ante los oyentes en sincronía con el vivo continuo de la emisión.
Las plataformas digitales, como territorios expandidos, deben pensarse bajo los patrones de navegación. Es decir, ante sujetos activos, prosumidores, que leen las propuestas en velocidad, estimulados por los hipervínculos, las gramáticas del triple play y la simultaneidad en sus tareas.
Importante es también la consideración del peso y duración de los contenidos ante las prácticas de descarga. Esos archivos comprimidos serán conservados y reproducidos en artefactos de transporte y emisión digital. Por lo tanto cuando más tiempo dure el contenido mayor peso llevará el archivo.
Algunas preguntas de esta época comunicacional
De qué modo interpelar a un destinatario en cada condición de recepción es la pregunta motor de estas estrategias de producción.
¿Con qué materialidad parte ese destinatario una vez que realizó, a su modo, la incorporación del contenido? ¿Qué herramientas de fijación disponemos en cada dispositivo? ¿Cómo favorecemos la asimilación, uso e interpretación del contenido además del acceso a él? ¿Están nuestras realizaciones preparadas para coincidir con las rutinas actuales de recepción?
En las propaladoras o radios abiertas el presentismo directo nos permite darle en mano a ese espectador un documento gráfico que sintetice la razón de ese acontecimiento comunicacional y lo convoque a direcciones de referencia sobre eso que somos como propuesta.
En las radios tradicionales la fijación del contenido quedará en la posibilidad de grabación y repetición del vivo continuo. O en las anotaciones de los cuadernos de la inmediatez.
En las plataformas digitales será a través de los dispositivos de captura del triple play, capaces de ser conservados, descarga mediante, en la memoria de nuestras computadoras pero sobretodo en el impacto inicial de esos contenidos en nuestros cuerpos.
La tan estratégica tarea de generar el alojamiento no ya de los mensajes sino sobretodo de las consecuencias de los mismos en las pasiones de nuestra existencia.
Que la radio pueda ser espacio de vínculo, reflexión, emoción, utilidad, motivación, inspiración y descubrimiento.
Parlantes. Antenas fásicas o virtuales. Plazas públicas para pensar el mundo.
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