Los incendios en nuestro país se transforman en noticia una vez por año y luego parecen dejar de estar en agenda. Pero lo cierto es que este tipo de desastres se dan frecuentemente y muchas veces son las propias comunidades quienes terminan haciéndose cargo y sufriendo además las consecuencias.
Hace 10 días hubo un incendio en el sector sur del Valle de Traslasierra, aunque los incendios en la zona permanecen de forma frecuente desde agosto, en total ya se produjeron 16 focos de incendio en lo que va del año, la mayoría en zonas de interfase, donde se juntan las zonas urbanas con el monte.
Aylén, brigadista forestal de Pichana, una brigada territorial y comunitaria del Valle de Traslasierra, explicó «la crisis planetaria está trayendo vientos muy fuertes que combinados con las altas temperaturas generan el ambiente más propicio para que los fuegos corran. De hecho los fuegos pueden predecirse a través del pronóstico, cuando sabremos que habrá vientos de más de 30 km/h, temperatura por encima de los 30° y humedad por debajo del 30% ya nos preparamos para que suceda. Esa es la regla de los 30«.
El último incendio en la zona de Icho Cruz y Carlos Paz obligó a la población a evacuar e incluso se perdieron viviendas. Estas son algunas de las consecuencias de los incendios.
Las brigadas comunitarias se consolidaron en el año 2020, se conforman por vecinxs de los distintos territorios que se fueron equipando y capacitando para poder colaborar y responder ante la realidad a la que se enfrentan cuerpo a cuerpo. Las brigadas suelen asentarse en distintos pueblos o territorios y más allá del momento en que se encuentran los focos de incendio activos, trabajan durante todo el año en materia de prevención.
«Recorremos y estudiamos los territorios. Mapeamos senderos, aguas y lugares limpios en donde se pueda trabajar el fuego. Estudiamos cómo se mueven los fuegos y hacemos vínculos con las comunidades y con otras brigadas. Somos autogestivos todo lo que tenemos es gracias a donaciones y a actividades que organizamos. Nuestro trabajo como brigadistas es totalmente voluntario. El problema con las intervenciones gubernamentales es que el 80% del presupuesto destinado va al momento en que se combate«, contó Aylén.
Actualmente rige la Ley 8751 de Manejo del Fuego, que protege los ecosistemas de los incendios accidentales o intencionales y prohíbe la venta de terrenos incendiados en plazos de entre 30 y 60 años para evitar prácticas especulativas y emprendimientos inmobiliarios, no obstante Aylén sostuvo: «todavía hay muchos grises en eso«.
En este sentido, contó que hace tiempo están trabajando en «desmitificar la idea de que el incendio se produce por un pucho tirado que se prende. Si bien son posibles estos orígenes por accidentes, luego en los estudios y en la observación del movimiento del fuego y del cambio del uso del suelo que se hace luego de esos incendios se relaciona directamente con la expansión del negocio inmobiliario o la expansión de la frontera agropecuaria. Son los dos cambios del uso del suelo que se observan en nuestros territorios«.
Producción: Eso que falta
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