La semana pasada las condiciones meteorológicas afectaron el Estado de Rio Grande do Sul en Brasil. La región limita con el norte de Uruguay y las provincias de Misiones y Corrientes en Argentina. Producto de las incesantes lluvias ocasionadas por el fenómeno climático de la corriente de «El niño», en Porto Alegre, capital del Estado se llegó a registrar hasta dos metros de agua y cifras que aún siguen en aumento con más de 90 personas muertas. En estos días el presidente Lula da Silva, viajó en dos oportunidades a para encabezar reuniones y coordinar el plan de acción. Además, anunció facilidades en cuanto a la ayuda presupuestaría destinada a la ayuda de la población. También hizo advertencias en cuanto a la crisis climática como una de las principales causas de esta tragedia.
El corresponsal de Brasil de Fato en Porto Alegre, Ayrton Centeno, afirmó que al día martes, eran «90 muertos; 132 desaparecidos; 361 heridos; 388 ciudades afectadas; y 155 mil personas fuera de sus casas. Un millón 300 mil personas afectadas de una u otra forma. Son números siempre crecientes desde la semana pasada». Las cifras se fueron incrementando y al día de hoy hay 95 personas muertas. Por otra parte, el periodista informó que «el aeropuerto internacional está cerrado y hay 155 puntos donde los caminos están cortados». Desde el martes se anunció «un alerta de Defensa Civil por nuevas inundaciones en el sur del estado. Las aguas están subiendo y hay un aviso de nuevas lluvias a partir del jueves».
El jueves el presidente Lula da Silva reunió en la Base Naval de Santa María a referentes de las fuerzas militares, Defensa Civil e integrantes clave del gabinete para desplegar el plan de acción coordinado entre el gobierno federal y el gobierno estadual a cargo de Eduardo Leite, el gobernador del estado de Río Grande do Sul. El cronista de Brasil de Fato en Porto Alegre comentó que «el gobierno de Lula ha creado una oficina especial en Porto Alegre para tratar la situación. No se sabe aún el volumen de las pérdidas materiales, pero serán muchos mil millones. El gobierno federal tiene 14.500 profesionales de muchas áreas actuando en el combate a la inundación. Son más de 30 helicópteros de rescate, están movilizados automóviles y 182 barcos. Hay una gran movilización de los gobiernos estaduales y municipales de las diversas alcaldías. Hay una actuación en todos los frentes, salud, asistencia social, la alimentación y oferta de refugios para quienes perdieron la casa».
En el encuentro encabezado por el presidente Lula estuvo la ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático, Marina Silva, quien advirtió sobre que los riesgos del deterioro ambiental son también para las vidas humanas. En este sentido, Ayrton Centeno afirmó que «hay una sumatoria de cosas que derivan en la tragedia. Primero, las especiales condiciones meteorológicas que trabaron las nubes de lluvia en el extremo sur del país, justo arriba de Río Grande do Sul. También la acción del fenómeno «El Niño». Segundo, la crisis climática. Talaron los bosques junto a los ríos y cuando viene el agua el impacto es mucho más fuerte y peligroso. La agricultura con base en agrotóxicos también destruye el suelo y sus residuos en la tierra se van hasta los ríos y arroyos, tapan en el cause y los ríos quedan poco profundos».
Por último, el corresponsal de Brasil de Fato, Ayrton Centeno, señaló que «tuvimos una gran inundación el año pasado con más de 50 muertos y los gobernantes no aprendieron la lección. El gobernador de Río Grande do Sul destinó poca presupuesto para tratar las amenazas frente a las inundaciones y aprobó muchas medidas que dañaron al medio ambiente. En Porto Alegre, la capital del estado, el sistema de protección contra las inundaciones está en total colapso. La alcaldía no ha hecho su trabajo, hay falta de mantenimiento en las máquinas que debían defender a la capital de las inundaciones. En barrios de Porto Alegre donde nunca llegó el agua de las inundaciones están con hasta dos metros de agua. El cuadro que tenemos ahora va a permanecer por más semanas porque el río está bajando muy lentamente. El casco histórico de la ciudad en el centro de Porto Alegre no tiene energía eléctrica, y no tiene agua. Es una situación dramática».
Producción: Columna «Sin Fronteras». Eso que falta
Foto: Ricardo Stuckert /PR
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