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La descatracalización de la vida

Soledad Tordini- Colectivo La Tribu – 12 de febrero de 2007

Contra Filé es una experiencia que refleja la posibilidad de interferir la vida pública de una ciudad. Y aunque vienen trabajando desde 2002, fue dos años después de su creación que pudieron mensurar las consecuencias del trabajo artístico en el campo de la reflexión del espacio urbano para invertir, anular o dejar huellas en el imaginario social.

Entre el 15 de febrero y el 19 de marzo de 2006 se presentó en Buenos Aires La Normalidad, una muestra que recogió la labor de 45 artistas, colectivos y organizaciones de América Latina y Europa que a través de la práctica artística dispararon inquietudes acerca del contexto económico y social de sus países. En este marco, el grupo presentó Descatracalización de la vida, donde también contaron los alcances de la acción, relato que luego fue recogido por el libro La Normalidad, Ex Argentina (publicado por el

Instituto Goethe y la editorial Interzona) y en el que se basa este artículo.

LA CATRACA COMO SÍMBOLO DE CONTRADICCIÓN

“Para nosotros, lo más importante, aquello que concentra nuestra atención cuando establecemos vínculos con la gente son las estrategias,” comentó el grupo al momento de hablar del recorrido que hacen hasta llegar a la acción. En la vida de Contra Filé, el método habla de estrategia como contenido y las contradicciones personales de sus integrantes se representan como recortes de contradicciones sociales profundas.

Así, parten “de la base de observar cómo trabaja la gente. Es allí donde nos resulta más evidente identificar las experiencias de nuestra contradicción. Nosotros nunca partimos de una situación genérica, sino de una experiencia local que revive en nuestras emociones. El punto de inflexión se produce cuando nos damos cuenta de que una cuestión es potente y esa potencia se da cuando se percibe –en nuestro cuerpo– una

fragmentación entre lo que sentimos y lo que pensamos. Nosotros pretendemos encontrar símbolos para evidenciar ese conflicto, esa contradicción. Nuestro principio de acción parte de mostrar contradicciones locales que revelen contradicciones universales. El principio parte de una base política: cada experiencia individual tiene como corolario una condición universal.”

Contra Filé fue uno de los cinco colectivos que participaron de Zona de Acción en 2004, un evento callejero que propuso a cada quien ocuparse territorialmente de una problemática que atravesara la cotidianidad urbana. Cuando comenzaron a trabajar en el reconocimiento del sector Este, en el grupo se hizo presente una contradicción fuerte, “estaba muy alejado de los centros a los que nosotros concurrimos habitualmente”Estaban lejos no en términos de distancias cuantificables sino en un sentido de accesibilidad al movimiento interno de ese lugar. Había “barreras visibles e invisibles”El método, los llevó a la representación artística de ese conflicto interno que estaba viviendo el grupo.

Así, Contra Filé construyó el símbolo de contradicción presentando el proyecto Descatracalizacao da vida al levantar el monumento a la Catraca Invisible. Pues, en Brasil, la “catraca”es lo que en algunos países se llama “molinete”. Y lo que en todos se llama traba, anillo de bloqueo, barrera, impedimento para seguir adelante. Ciertamente, las “catracas visibles”ocupan mucho espacio en el paisaje paulista: regulan el tráfico de las personas sea en medios de transporte, estadios o en otros lugares de alto tránsito. Y las “catracas invisibles”, mucho más.

En la imaginería de esta gran ciudad, el molinete se hace presente como “instrumento de control y segregación espacial”. Una herramienta de, lo que Michel Foucault llamaría unos años antes, Biopolítica.

¿Por cuántas catracas pasamos diariamente? ¿Por cuántas catracas no pasamos pero pareciera que sí? fueron las dos preguntas con las que Contra Filé interpeló a la sociedad. “La gente entendió de inmediato la significación de este símbolo, adoptaba el símbolo a sus propias experiencias, se reapropiaba de él”. Descatracalizacao se sumó al argot paulista y la academia se enojó porque es una palabra que no existe en el diccionario, los medios hablaron mucho y la universidad lo tomó como tema de análisis en el examen a los ingresantes, los jóvenes lo hicieron suyo como ícono de protesta en movilizaciones estudiantiles. La misión del artista estuvo cumplida, entonces. También, la misión del sistema: “Decatracalice su vida, abra una cuenta en Itaú”, decía la publicidad del banco.