Contra todos los pronósticos en Francia ganó la coalición de izquierda reunida en el Nuevo Frente Popular. Analistas y encuestas daban como ganador al partido liderado por Marine Le Pen, Agrupación Nacional. Incluso, hasta se proyectaba una Asamblea Legislativa con mayoría absoluta y Primer Ministro de esa fuerza. Este resultado fue posible gracias a la capacidad de las izquierdas de unirse en un programa político común y al acuerdo para retirar aquellas candidaturas que en la primera vuelta quedaron en tercer lugar. El peligro detectado en la primera vuelta activó estos acuerdos y también una campaña que atravesó a la militancia, las organizaciones de la sociedad civil, sindicatos e incluso llegó a las principales estrellas del fútbol francés como Mbapee que llamó a no votar a la extrema derecha. La ultra derecha que parecía imparable no solo no pasó, sino que retrocedió del primer lugar al tercero. Sobre un total de 577 escaños, el parlamento quedó dividido en 3 tercios: el Nuevo Frente Popular alcanzó 182 escaños; Juntos (las alianzas más próximas al presidente Macron) no solo perdió legisladores sino que quedó en segundo lugar con 168 bancadas; el proyecto de la extrema derecha representado en Agrupación Nacional quedó en tercer lugar con 143 escaños; y por último, Republicanos que son los conservadores tradicionales con 66 legisladores.
Marie, militante de La Francia Insumisa en Buenos Aires y reflexionó sobre los resultados de la segunda vuelta y afirmó que «fue una derrota de la fuerza de Macron que perdió casi 100 diputados», y claramente una considerable «victoria del Nuevo Frente Popular que logró ser el primer grupo parlamentario de la Asamblea Nacional. Eso lo logró gracias a la unión rápida de los diferentes partidos que lo componen, la elaboración de un programa consensuado en una semana con líneas concretas y organizadas en el tiempo, y también gracias al apoyo de toda la sociedad civil, sindicatos, organizaciones barriales, que tuvieron un rol importante en esa victoria que nadie esperaba ya que, todos los sondeos y el poder mediático indicaban que la extrema derecha saldría ganadora. Macron y sus aliados, y también el poder mediático fueron demonizando durante la campaña al Nuevo Frente Popular haciendo una equivalencia entre la extrema derecha y la izquierda como si fueron los dos igual de peligrosos para la República».
Las izquierdas lograron limar asperezas y unificarse en un acuerdo común para el programa de gobierno. El Nuevo Frente Popular no estalló como preveía el presidente Macron y se convirtió en la primera fuerza dentro de la Asamblea Legislativa, aunque sin mayoría absoluta. El “cordón sanitario” ante el peligro de la extrema derecha, fue exitoso y convocó a más del 60% del electorado a las urnas, un récord de participación que se equipara al de 1981.
Por delante quedan desafíos y por el momento algunas incertidumbres. La Asamblea Legislativa quedó dividida en 3 tercios ya que, ninguna fuerza política cuenta con mayoría absoluta para garantizar quién será el Primer Ministro y para llevar adelante un plan de gobierno. La militante de La Francia Insumisa también se refirió a los desafíos inmediatos que quedan por delante y comentó que «estamos en un momento de incertidumbre ya que la práctica política francesa indicaría que el presidente nombre a un Primer Ministro dentro de la fuerza mayoritaria del parlamento», pero como ninguna fuerza cuenta con mayoría absoluta para Macron «no hay derrota y rechazó la renuncia de su actual Primer Ministro Gabriel Attal», quien seguirá en el gobierno hasta que se conforme una coalición parlamentaria posible que pueda gobernar. «Todo va a depender de si el Nuevo Frente Popular sigue unido y presionando para gobernar defendiendo su programa consensuado y de si la derecha conservadora acepta la invitación de las fuerzas de Macron a gobernar juntos», concluyó Marie desde La Francia Insumisa.
Producción: Eso que falta
Foto: Prensa La Francia Insumisa